The Catalan government continues to claim that public use of Catalan was prohibited during the dictatorship, but everyone sensible now agrees that this was not so, and that publishing in Catalan–which is what we are interested in today–was never banned.
Xavi Caballé today posted several lists estimating numbers of publications in Catalan (where?) for some years in the period 1936-77, demonstrating a massive drop in real terms. This is very interesting, but doesn’t enable us to blame a regime taboo (whether based on linguistic prejudice or foreign exchange needs) rather other causes, such as the severe shortages of paper and just about everything suffered here post-war. So I thought it would be interesting to see to bang a bunch of queries into library databases in order to discover to what extent Spanish-language publication suffered too.
The catalogues of the Catalan regional library and the shared regional database are fairly unsophisticated, so I used the British Library’s Integrated Catalogue, with:
- location = Barcelona (this cuts out stuff published by exiles in places like Mexico City),
- year of publication,
- and a couple of embarrassing improvised things to work out whether the publication is in Spanish, Catalan or something else.
(Don’t take the stats too seriously: I’ve no idea what the BL’s acquisition policy was, external markets play a huge role in decisions to publish in Spanish in Barcelona, the samples are small, number of publications ain’t the same as total publication volume, and my querying may have let me down.)
First 1900-2000 at 10-year intervals, suggesting Catalan trailing to Spanish until the nationalists start pumping in money in the 1980s:
Second, annual figures 1930-1950, showing Catalan actually overtaking Spanish in 1937 driven by separatist-Stalinist government publications, and then a massive fall in total publishing in the post-war, with Catalan first being relatively marginalised (presumably until the outcome of WWII is clear) and then recovering to achieve the same real numbers as in revolutionary 1934 and the same relative numbers vis-à-vis Spanish as in 1930:
Here are my numbers for anyone who wants to take this further (the post-WWI bump is interesting–thankyou President Wilson):
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Congratulations on Catalan users for hitting 50,000 articles on Wikipedia. Although quantity isn’t everything–articles in English are almost invariably far better - In praise of virtual travel writing
Nice story here about underpaid author Thomas Kohnstamm, who wrote his Lonely planet guide without going to Columbia. (Or did he - Ali Smith on literature in translation
Ali Smith (via Transblawg) makes some ill-conceived remarks in the London Times re the availability of translated literature on the UK
the 1941-1945 hiatus is interesting.
Could it relate to paper shortages, or is it something more sinister?
Alternatively, what was the acquisitions policy of the BL during the war? I imagine funding was short at that time, and print runs of Catalan books equally so. Perhaps the library never caught up with the backlog post-war.
Just read the linked propoganda puff piece. What a terrible translation!
I could point you to a dozen guiris, half a dozen sudakas, a moro and a gallega who could have translated it better. But of course, when looking for a job in the Generalitat it’s the quality of your connections with the Catalan-speaking bourgeois elite that counts.
Did I say “connections with the Catalan-speaking bourgeois elite”? I meant to say “competencies llenguistiques en la llengua propia d’aquesta nacio, una gran i fort”.
“Las autoridades franquistas, al ocupar Barcelona y todo el territorio catalán, prohibieron de forma tajante la publicación de todo tipo de periódico en catalán. Ni una sola excepción fue permitida o tolerada. Como consecuencia de la orden, ninguno de los periódicos publicados en lengua catalana que habían desaparecido a causa de la revolución pudieron volver a editarse, ni aun en el caso de que sus redactores, propietarios o editores hubieran pasado a zona franquista durante la guerra y hecho declaración pública de adhesión al franquismo.”
“Lo mismo sucedió con los periódicos religiosos escritos en lengua catalana y que, en número superior al centenar, se publicaban en Cataluña antes de julio de 1936. Tampoco se autorizó la edición de nuevos periódicos religiosos en catalán. Así pues, la prohibición no iba contra determinadas ideologías, sino contra el uso del catalán como lengua. Todos los catalanes, fuera cual fuere su ideología, quedaban sometidos a la prohibición de editar periódicos en su propio idioma.”
Josep Benet: Cataluña bajo el régimen franquista, p. 244.
This book was published in Paris in 1973, due to the impossibility of being published in Barcelona.
Franco was, indeed, a bastard.
But the prohibition of newspapers is not the prohibition of book-publishing, as the figures above show. Is anything mentioned in Benet’s book relating to the apparent hiatus in book publishing between 1940-1946(exclusive)?
Puigmalet: You’re right, I’m taking things slightly out of context by not looking at the press, but at least I’m not lying, as has been the custom among Catalanist historians. Like Benet, who, in the only book of his I’ve even partly read, L’intent franquista de genocidi cultural, lies about the prohibition of Catalan in the Nueva Planta. The decree doesn’t actually mention Catalan at all. I can’t read everything at once, but I’ll talk about the press at some later stage. At the moment I’m reading, with great interest, the pre-war publication, Mirador.
boynamedsue: I don’t know about the hiatus in the early 40s, but I assume it was due to political pressure. None of the other arguments I can think of(desire to maximise exports, whatever) stands up, and similar cultural stuff like the sardana also only returned to pre-war levels once WWII was decided.
No crea usted las mentiras de los nazionalistas.
Consta que, a la toma de Barcelona (26-1-39), las intenciones respecto de la cultura catalana, por parte del núcleo falangista que dirigía la política intelectual en la entonces llamada zona nacionalista, nada tenían que ver con la estúpida realidad que después se impuso. Dionisio Ridruejo lo ha dejado suficientemente explicado.(Dionisio Ridruejo, Casi unas memorias, colección Espejo de España, Editorial Planeta, Barcelona, 1976). Aquella majadería del habla la lengua del Imperio y demás excesos represivos quedaban muy lejos de lo que tenía previsto el inteligente equipo cultural de Serrano Suñer. Es lo cierto, sin embargo, que en los primeros meses de la posguerra se desató el anticatalanismo, con tanta violencia como manifiesto error.
Aunque la trágica versión de Benet, en su ya citado libro, sea por demás exagerada y en todo caso, se refiere a los años 1939 y primeros meses de 1940, cuando, en efecto, la represión marcó su punto álgido. A partir de entonces, la poderosa personalidad catalana se fue abriendo paso de modo inexorable: Guillermo Díaz-Plaja ha podido escribir que la función indiscutible que realizó Barcelona al terminar la guerra civil (fue) abrir las puertas a Europa. En su inagotable revanchismo, en cambio, Benet generaliza actitudes particulares y pasa muchas veces de la anécdota a la categoría. Incluso con errores tan garrafales como cuando, en la obra citada, página 242, escribe que, si se sorprendía a algún ciudadano hablando en catalán, se le decía Haber (sic) cuando deja de ladrar. Esperemos a ver si el señor Benet aprende a escribir bien el castellano, caramba.
En 1.941 se vuelven a editar obras en catalán. En 1943 se publican cuarenta y tres; entre ellas, las Obras completas de Verdaguer. y El somni encetat, de Miquel Dolç. Funciona el lnstitut d’estudis catalans, del que es presidente Puig i Cadafalch. Y en la institución Amics de la poesía se dan clases particulares de lengua catalana. En 1944 estrena Joan Brossa su pieza teatral El cop desert; en 1946, Pío Daví y Maria Vila realizan campañas de teatro vernáculo, estrenando L’hostal de la gloria, de Josep Maria de Sagarra, que desarrolla en los años inmediatos una constante labor dramática. Auspiciada por Tristán La Rosa, aparece en 1945 la revista Leonardo; en 1948, Dau al set, dirigida por Brossa, donde son habituales las firmas de Ponç i Cuixart, Tapies y Tharrats. Editorial Aymá convoca en 1947 el Premio Joanot Martorell, que seguirá impartiéndose sucesivamente. También la revista Antología patrocina un concurso mensual de cuentos en catalán. Escriben poesía en su lengua Salvador Espriu, Pérez Amat, Pedroto, J. V. Foix, Maurici Serrahima, con dificultades, pero cumpliendo una espléndida tarea, pese a ellas. En 1948, los libros publicados en vernáculo son ya sesenta.
La senyera de Cataluña y la bandera de Barcelona ondean libremente en los edificios públicos a partir de 1940. Se bailan otra vez sardanas en las Fiestas Mayores y no se limita la tradición dominical de hacerlo frente a la catedral. Un libro sobre Joan Miró, de J. E. Cirlot (Editorial Cobalto) gana uno de los premios del INLE a las mejores ediciones, en 1949. La Orquesta Municipal se ha presentado, con inenarrable éxito, en 1944, en el Palau de la Música, bajo la dirección del maestro Toldrá. Vuelve a actuar, en triunfo, el Orfeó Catala. Tiene una gran acogida el Teatre selecte de Frederic Soler (Serafí Pitarra). En los años 60 se doblan al catalán varias películas (Verd madur, La filla del mar, etc.); no tienen éxito. (Es interesante destacar que, durante la Segunda República, no se realizó ni una sola película larga en catalán. En Valencia, en cambio, Luis Martí produjo y dirigió El faba Ramonet, en 1933). Tampoco lo tendrá el semanario Tele/estel, lanzado en esta década. Ni la posterior reaparición de En Patufet. (Ni lo tiene actualmente el diario Avui. Es un hecho verdaderamente significativo.) .
A partir de 1945, pues, se hace patente la liberalización en materia cultural. De tal manera que, superada la primera y lamentable etapa de persecución indiscriminada, no hay obstáculos serios para aquellas manifestaciones catalanistas no politizadas; o, para concretar mejor, no tendentes a fomentar de nuevo los afanes separatistas y antiespañoles. Por eso ha podido escribir Guillermo Díaz-Plaja celebrando la restauración de la Generalitat (tras resaltar su emoción al volver a oír gritar al presidente Tarradellas un visca Espanya! en catalán, lo que le hace recordar un articulo memorable de Maragall) que lo que Cataluña ha recuperado, en verdad, nunca se había perdido.
Claro que no es ésta la versión que ahora suele ofrecerse. Otro libro plenamente tendencioso, Els anys del franquisme llega a presentar a El Facerías y a Quico Sabater, tristemente famosos en su época por su dilatado historial de delincuentes comunes, como héroes de la lucha antifranquista. Se quiere asimismo desvirtuar la creciente pujanza de la cultura catalana, que alcanza singular auge a finales de los años 50, para consolidarse irresistiblemente en la siguiente década. La revista Serra d’Or (1959); Ediciones 62, fundada ese año y dedicada tan sólo a publicar libros en vernáculo; el Omnium Cultural (1961), que tiene por misión fomentar la cultura y la lengua catalanas; la Escala d’art drama tic Adrià Gual; la Agrupació dramática de Barcelona, son muestras irrebatibles de ello. Y los nombres (pese a todos los obstáculos) de Carles Riba, Vicens Vives, Santiago Sobraqués, Gabriel Ferraté, Xavier Benguerel, Ferran Soldevila, Maria Aurèlia Capmany, Joan Reglá, Pere Quart, Jordi Sarsanedas (que gana en 1953 el premio Victor Catala, con su libro de narraciones Mites), Folch y Camarasa, Josep Pla (premio Joanot Martorell, en 1951, con El carrer estret). A mediados de los 60 nace la nova cançó, en las voces. de Joan Manuel Serrat, Lluís Llach, La Trinca: esta llena de Implicaciones políticas. En 1966 ha aparecido la Historia de la premsa catalana. Comienza a publicarse en 1970 la espléndida Enciclopedia catalana. Los libros en vernáculo ya se editan entonces por centenares.
Si descendemos a la esfera deportiva, bueno será recordar que la Selección de Barcelona, como tal, jugó varios encuentros internacionales de fútbol en los años 40, en el viejo campo de Las Corts (bien es verdad que su capitán era el medio azulgrana Franco). Y que la más esplendorosa época deportiva del Barcelona C. de F. se sitúa en los años 50, con el famoso equipo de las cinco copas. Por lo visto, entonces no existía la animadversión de los órganos deportivos centralistas al club azulgrana, de la que, paradójicamente, tanto se queja ahora, en plena democracia, don José Luis Núñez.
Parece innecesario exaltar el tremendo desarrollo económico de Cataluña bajo el franquismo, que le llevó a situarse en cabeza de todas las regiones españolas en renta per cápita. Tras una primera fase, que propició las fortunas individuales (los estraperlistas de Rigat), llegó la prosperidad colectiva. A la vista están las realizaciones materiales logradas, los puestos de trabajo creados, la desbordante industrialización conseguida, la masiva inmigración que se produjo. Quizá por ello, Josep Maria de Sagarra escribía, en ocasión del XXXV Congreso Eucarístico Internacional de 1952 (que otra vez más en su historia colocó a Barcelona a los más altos niveles europeos): el primer milagro ha sido la transformación material y moral de Barcelona.
Volvió, pues, la capital del Principado a tomar el cetro cultural de España. Ocurría, sin embargo, que ahora Madrid se lo disputaba con mayor igualdad que antes de 1936; pero ése era otro problema. Del cual, obviamente, sólo podían derivarse beneficios para la cultura española. Hoy, en cambio (al decir de Jaime Guillamet, Informaciones, l-XII-79), una grave amenaza de extinción pesa sobre la lengua catalana. Tan sorprendente afirmación la basa en el estudio hecho por los siete lingüistas que forman el equipo de redacción de las revistas Els marges. Para ellos (Joaquín Molas, Joan A. Argente, Enric Sulla, Jordi Castellanos, Manuel Jorba, Josep Murgades y Josep M. Nadal), el catalán está ahora mucho peor que en los años 40 y 50, por la castellanización que sufre, derivada de las inmigraciones. Los políticos catalanes (dicen) adoptan ante el problema de la lengua actitudes híbridas y contemporizadoras. Bien; se trata de una opinión respetable, interesante. Pero, posiblemente, alarmista en exceso.
Lo que no puede negarse es que existen otra vez (como en tiempos del franquismo) autores catalanes malditos, que son objeto de sañuda marginación; Josep Pla puede ser su más característica muestra. También Joan Maragall, evidentemente a causa de su famosa Oda a Espanya, que le valió la malquerencia de los separatistas. En esta línea de politización (que incurre en el mismo vicio anterior, tan justamente criticado) puede tomarse como prueba el rechazo de dos catalanes eminentes, pero a la vez claramente españolistas: Eugeni d’Ors, en literatura, y Salvador Dalí, en pintura.
Digan lo que quieran algunos, Cataluña y, más todavía, Barcelona fueron objeto de una atención constante por parte del franquismo. Que se debiera más a razones políticas que afectivas, es cuestión de difícil prueba. Pero que existió, no puede negarse. Correlativamente a ello, ¿fueron los catalanes tan mayoritariamente franquistas como el resto de los españoles? Yo pienso que sí. Resumiré mis razones para ello, en una anécdota personal vivida la tarde en que regresó del exilio el honorable Tarradellas. Recuérdense la manifestación ciudadana que su vuelta supuso, los millares de personas que le aclamaron a lo largo de su recorrido, la masa congregada en la plaza de San Jaime, hecha un puro vítor.
Estaba yo en el hotel Avenida Palace, después de haber seguido el clamoroso suceso a través de la televisión. Se me acercó un periodista francés, de los muchos que vinieron para cubrir la información de la noticia y me preguntó:
-¿Qué le parece esta apoteosis? Es realmente impresionante, ¿verdad?
-Sí, en efecto -le respondí-. Yo no recordaba nada igual, desde aquellas visitas de Franco a Barcelona, en los años sesenta.
Not sure that I really want amigos at the Fundación Francisco Franco. Unless they pass on some of the subsidy, of course. The CIA isn’t what it used to be.
FFF less dishonest than the Generalitat de Catalunya? Wouldn’t surprise me.
Public use of Catalan during the dictatorship wasn’t prohibited. You don’t need to dig so hard, just talk to people that lived in those times and that’s all you need , trust them. I was brought up in a small village in the Maresme, went to school and heard catalan spoken everyday of my life and funnily enough, there wasn’t any fascist police in the playground or behind teachers backs ensuring the exclusive use of Castellano; after school we used to go twice a week to the “Group d’Esplai” ( yes, that’s how it was written and that’s how we called it, it is Catalan); some Sundays we used to go down to the square in front of the church and watch people dancing sardanas. I went to a nun’s school for a year , a horrible experience, and not because every morning we all had to say the Lord’s Prayer in Catalan, I saw the castellers on fiestas and sang catalan songs and habaneras in catalan on the beach in summertime and on street parties. Either I was to small to know better or I don’t really recognize the Catalunya that the nacionalists are describing. I’m talking about the late 60’s early 70’s. Ask anyone. This doesn’t mean that there wasn’t repression, there was of course, it was a fascist regime but I’m just referring to the issue of the prohibition of the use of the Catalan language, this has never been my experience and no amount of repetition by the nacionalist Government will change my past.