No puedes ser un jóven revolucionario en la época moderna sin mandar a la mierda a la casta política. He aquí José María Aznar en 1986:
Hace unos días el PSOE acaba de celebrar en Jávea un Encuentro sobre el Futuro del Socialismo, que ha terminado con la conclusión de que no saben cuál es el futuro del socialismo. En lo que se refiere a su presente hay que señalar que bajo una apariencia técnicamente moderada, que incluye incluso ciertas dosis de liberalismo, se practica una política que da como resultado más estado, menos sociedad, más intervencionismo y menos libertad. Hoy ya no asistimos a la vieja pugna entre derecha y izquierda, sino a la contraposición entre el Estado y la libertad y quienes mejor defienden esta última son los partidos de centro-derecha. El PSOE no ha realizado ninguna reforma y se ha limitado a agraviar a unos sectores sociales, atemorizar a otros, comprar silencios y complicidades a la vez que ha creado una nueva casta política. (“Sin claridad ideológica no hay estabilidad política”, ABC, 14/10/1986)
Pero casta y cast@ (tienen en el latín castus, casta la misma raíz etimológica; la RAE persiste en un error dieciochesco) no siempre han sido palabras despreciables. Ninguna persona seria puede estar en desacuerdo con lo que escribe Gabriel Alonso de Herrera en su Obra de Agricultura (1504):
Que tal ha de ser el gallo
No pueden nascer los pollos sin gallo, aunque sin gallo puede haber huevos; esto bien sé que todos lo saben, mas mucho va de un gallo a otro, y pues no gasta aun tanto el buen gallo como el malo, es bien procurar de los mejores, y una de las señales principales de ser muy bueno es la mucha cortesía y liberalidad, y por esso es refrán antiguo el gallo cortés, y siempre se debe procurar de muy singular casta, que un gallo que sea de buena casta, siembra su casta en todas las gallinas, y todas hembras y machos salen a él y esto es más seguro que haber gallinas de la tal casta, que más se multiplica del macho que de la hembra…
Y aunque la castidad es algo que uno siempre valora más en sus cercanos y queridos que en sí mismo, tampoco puedo imaginarme que la avecica sujeto del verso más conocido de Alejandro Vargas, rimador sentimental venezolano del siglo 20, fuera una fucking pigeon:
Puta paloma, de gentil plumaje;
Emblema tierno de risueña paz:
Dime si piensas emprender tu vuelo
O si hasta el puerto de mi patria vas.Cantando aguinaldos (*2) pasaré la vida
Bajo el cielo de oro (*2) de Ciudad Bolívar.Puta paloma, etc. etc.
Dejando de lado otras consideraciones (Fonte Frida, Fonte Frida, Fonte Frida y con amor, / do todas las avecicas van tomar consolación / si no es la tortolica qu’está viuda y con dolor), a mí no me apetecen tanto los pajarracos impuros, y para que nuestro gran amigo la gaviota vuelva a la ciudad hay que comer mucha paloma, y si se puede a la vasca:
4 palomas
2 cebolletas
4 dientes de ajo
2 tomates maduros, sin piel
1/2 l caldo de carne o agua
1/4 l pacharán
Aceite, sal, harina de maízCalentar el aceite en una cazuela y rehogar la cebolleta hasta que se ablande. Limpiar las palomas bien y chamuscar sobre una llama para eliminar el plumón residual. Dorar ligeramente con la cebolleta, añadir los dientes de ajo, flambear con el pacharán, triturar y añadir los tomates, y añadir el caldo de carne o agua. Cubrir y cocinar en un horno a 175° C durante unos 20 minutos. Colar el caldo y ponerle sal y harina de maíz. Servir con verduras y un tinto ligero.
Obviamente encontramos en el pasado conceptos que más cuestan, como la siguiente combinación de las dos acepciones (Castigos y doctrinas que un sabio daba a sus hijas, siglo 15), que hace pensar en el juego de palabras de cierto ceramista sobre cierta monja turbulenta de hoy (“es casta y de la casta” – la alfarería de su convento es sencilla y setentera):
asi commo el sol quando nasçe a todo el mundo alunbra. asi la muger casta conpone y onrra mucho su casta.
Pero debo insistir en que cualquier barbaridad es preferible a las locuras peligrosas del señor Aznar.
Similar posts
Back soon
Comments