Why do women shave?

A 15th century beauty manual.

According to Luis de Lucena, Repetición de amores (ca. 1495) it’s to get rid of all the crap they put on in the daytime to please their friends. It seems that even in the early modern Mediterranean the blonde gene passed down the female line. One can understand Sandy or one of the other desert gods coming to the gloomy conclusion that shaving was saving:

Dime ¿para qué se affeyta la muger? -pues el marido a la noche no puede gozar de besarla sin que se engrude la boca y ensuzie la cara con las cosas que se pone para agradar de día a sus amigos- que ni dexan leche de burras y ungüento argentado, ungüento citrino, lanillas, mudas, blanduras, agua de solimán, agua de rasuras, aguas serenadas, aguas de pámpanos, de calabazas, azeite de mata, de uevos, de trigo, de pepitas, de almendras amargas, dormideros, alvayalde, solimán, alcanfor, borrax, esclarimento, atíncar, lanzarotes, angelotes, brasil, arina de avas, de altramuces, judiuelos, hava de mar, garvanzos negros, neguilla, alcool y atutía, y color y grana de escarlata para adobar los labios. De suerte que, así embarnizadas, yo las llamaría antes templo polido hedificado sobre albañal, o sartén con manteca para frehir necios que hermosas ni bien apuestas. ¡O qué locura tan grande de las semejantes que dessean ser hermosas, y trabajan mudar sus figuras, demonstrando que Dios no supo formarlas! ¡O qué ceguedad de juyzio cobdiciar lo que no aprovecha y gemir por lo que daña y empece, y trabajar por guardar lo que no es necessario, que, ni por más que agan no quitarán que las enfermedades no amarillescan la cara, o de la vejez no se enruguesca. Las quienes, todo esto no mirando, por muy lindas que las aya criado y dado el color de su rostro como una rosa, y la blancura como los lilios, los ojos negros y vergonzosos, los cabellos ruvios y dorados, la boca suave, la nariz derecha, el cuello de marfil, levantado de los honbros, redondos y descargados los pechos, con una doble dureza y levantamiento hermoso, los brazos tendidos, las manos delgadas, los dedos derechos, el cuerpo bien tallado y gracioso, el pie chiquillo, y cosa no les falte, siempre trabajan en quanto pueden añadir por su industria otros más apostamientos a fin de alcanzar de los hombres aquello que ellas querrían. E si veen que en alguna cosa la natura fallesció luego unas con otras tienen su consejo, y buscan por sus artes como aquellas menguas se enmienden, hasta lo traher todo al su propósito. Ca, si veen alguna que sea magra, con sopas engrossadas y viandas melosas le engruessan. E si es muy gruessa, con ayunos y con manjares agudos y vinagrados la tornan delgada como junco. Y si es corva, trabajan por la hazer que ande yniesta. Y si los hombros tiene altos y sobervios, hásenle que el cuello levante y lo tenga assí siempre con gran pena. E si es coxa, alárganle el un chapín o le acortan el otro. Pues ¿qué diré de las que tienen las manos hinchadas, pecas en el rostro, nuves en los ojos y otros semejantes desfallescimientos? A todas estas tales menguas, sin llamar a Ypocrás y al gran médico Avicenna, se saben ellas curar, ca verás los cabellos negros como pez con un solo lavatorio tornados como hebras doro; y si la fruente es pequeña, tirando cabellos la alargan. Las sobrecejas, si son juntas con unas tenazuelas pelándose las apartan y las tornan en una delgadeza qualquieren; los dientes, si menguan, de marfil los añaden, y si los tienen amarillos o negros, jamás cessan de acicalarlos; y si pelos en el rostro, con vidrio los quitan, que navaja no los quitaríe de tal suerte. Y la groseza del cuero de la cara, la ponen en la delgadeza que quieren rayéndola. El rostro amarillo sin color, con sobra de affeyte lo convierten en máscara. E destas tales maneras las affeytan, que aquellas que tú primero dixieras que eran hijas, te parescen agora que Venus no pudo ser más hermosa. Los cabellos de tal suerte los conponen que unos buelven en derredor, otros hazen que cuelgen, otros dexan que parescan entre los velos, otros tienden sobre las tocas, en los quales pongan rosas, y flores y sus guirlandas, y coronas de piedras preciosas, otros tan poquillos dexan sueltos como que el viento los mueva.

Despite a curious incident with a nun in the author’s nameplace, I have no strong feelings on the matter except when it comes to hedgehogs. I was actually looking briefly for medieval Hispanic references to chemical yeasts, following David Friedman’s fascinating post on 10th century baker’s borax.

Similar posts


Comments

Your email address will not be published. Required fields are marked *