Albert Smith escribe (Illustrated London News (1848), vía Futility Closet, otro gran emporio de serendipias):
El medio de instrucción será los hilos del telégrafo eléctrico. En estos, siendo cinco, las notas se fijarán con materiales no conductores, y los alumnos las tocarán ya viajando. Los movimientos andante se tocarán cerca de las estaciones, donde el progreso es lento, y las melodías se organizarán de manera que terminaran en todas las paradas. Estas se cambiarán constantemente, para extender el beneficio a todas los géneros: por ejemplo, los galopes se escogerán para los trenes expresos; los conjuntos de cuadrillas para los de cercanías; y las marchas, o cantos fúnebres, para los trenes de mercancías. A su vez los pasajeros, generalmente, se divertirán con armonías agradables.
Dicho, hecho, de manera un poquitín más complicada, por Jarbas Agnelli:
A los hilos telegráficos mismos les falta tensión para que canten bien. La Sociedad para la Apreciación de los Postes de Telégrafo recomienda las cercas tensas y oxidadas de ovejas.
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