The 1903 Paris-Madrid race that got away

A remarkable feat of memory from Arturo Barea’s autobiography.

Marcel Renault driving to his death in May 1903.

Marcel Renault driving to his death in May 1903. Image: Wikimedia.

Barea, La Forja de un Rebelde:

Yo he visto la carrera París-Madrid en la calle del Arenal, en la esquina de la calle donde vive mi tío. Habían puesto muchos guardias para que no atropellaran a la gente, pero no los dejaron llegar corriendo hasta la Puerta del Sol como ellos querían. La meta estaba en el puente de los Franceses, y allí se espachurraron cuatro o cinco autos. Yo no había visto nunca un auto de carrera, porque los que hay en Madrid parecen coches sin caballos; pero éstos son diferentes. Son muy bajitos y muy largos y el hombre va metido dentro, tumbado, y sólo se le ve la cabeza, con una gorra de pelos y unas gafas grandes con cristales, como las de los buzos. Los autos llevan unos tubos muy grandes y por allí van soltando explosiones como cañonazos, con mucho humo que huele muy mal. Los periódicos decían que habían corrido a noventa kilómetros por hora. El tren a Mentrida, que no está más que a treinta y siete kilómetros de Madrid, tarda desde las seis de la mañana hasta las once, así que no tiene nada de extraño que se hayan saltado los sesos en el camino.

In fact the race caused considerable destruction and was stopped at Bordeaux. His account of the 1930s is often excessively imaginative, but here I think there’s unconscious creation of an event from a conflation of others – he said somewhere that his purported childhood was an act of collective recollection. Road-racing was popular in Spain at the time, his race is also shortened, and the bridge of the French may be the bridge at Poitier where Pierre Rivierre’s car burnt out – perhaps a photo of that made it into a Madrid illustrated.

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